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El puente de la Inmaculada ha supuesto la inauguración de la temporada de esquí 2017-2018 en la mayoría de las estaciones de la península. Ha sido un arranque lleno de incertidumbre por las elevadas temperaturas que se habían registrado hasta pocas semanas antes y, sobre todo, por la ausencia de precipitaciones. Pero la llegada del frío hace apenas un mes permitió a las estaciones recurrir a la innovación artificial y abrir sus instalaciones para el puente, aunque de manera parcial. Las estaciones confían en que la meteorología les acompañe este próximo invierno, después de una temporada que registró una caída del número de asistentes del 6,6% por las elevadas temperaturas. Por el momento, las previsiones meteorológicas estacionales apuntan a que este invierno será algo más cálido de lo normal, aunque con una mayor cantidad de precipitaciones. A la espera de conocer cómo se concretarán esas previsiones, las estaciones confían en superar los 5,5 millones de usuarios.
Hasta el momento, es el Pirineo catalán el que cuenta con un mayor número de kilómetros esquiables. Baqueria Beret tiene abiertos 140 de sus 157 kilómetros de pistas, y ha invertido 9 millones de euros para esta nueva temporada. La estación del Valle de Arán ha sido una de las más beneficiadas por la caída de nieve de los últimos días. La estación de Masella mantiene abierta aproximadamente la mitad de sus instalaciones, mientras que la de La Molina ha arrancado la temporada con solo 16 de sus 68 kilómetros esquiables.
La escasez de precipitaciones en el Pirineo aragonés se ha visto compensada con las bajas temperaturas, que han permitido a todas las estaciones arrancar la temporada con el puente festivo. Ha sido el caso de Candanchú, que ha habilitado 8,5 de sus 50 kilómetros esquiables, mientras que Astún ha conseguido abrir casi la mitad de su superficie esquiable. En el caso de Formigal y Panticosa, la apertura de sus instalaciones ha sido casi testimonial, con 26 y 4 kilómetros esquiables, respectivamente, mientras que Cerler tan solo ha podido habilitar 13 de los 81 kilómetros de superficie que suman sus pistas.
En la Cordillera Cantábrica el comienzo de la temporada ha sido notablemente mejor, al menos en lo que tiene que ver con los espesores de nieve acumulada. Alto Campoo ha arrancado con casi la totalidad de su superficie esquiable abierta, mientras que San Isidro y Valgrande-Pajares tienen poco menos de la mitad de sus instalaciones abiertas.
Valdezcaray, ya en el Sistema Ibérico, tiene abiertos todos sus remontes y 14 de las 26 pistas de la estación, mientras que Javalambre-Valdelinares ofrecen 19 kilómetros esquiables.
En el caso de Sierra Nevada, la estación ha abierto sus puertas con el mayor desnivel esquiable, la pista El Río, de 1.100 metros de desnivel, aunque su superficie esquiable ronda el 25% del total de la estación.
Ya en Andorra, la estación de Grandvalira, la más grande del Pirineo, ha abierto sus seis sectores de dominio esquiable, con 52 de sus 70 remontes abiertos y una superficie de nieve habilitada para el esquí de 92 kilómetros, poco menos de la mitad del total.
En lo que respecta al esquí nórdico, las estaciones han afrontado este arranque de temporada de manera desigual, aunque algunas han podido abrir ya todos sus recorridos. Es el caso de Tavascan, en el Pirineo leridano, que tiene abiertos sus 14 kilómetros de recorrido, al igual que Llanos del Hospital, en el Valle de Benasque, que ha abierto sus 11 kilómetros; Larra-Belagua, en el Valle de Roncal, con 7,3 km., y Tuixent-La Vansa, en el Alt Urgell, con 20 kilómetros.