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La escalada es un deporte lesivo. Los beneficios y satisfacciones que reporta lo compensan, pero su naturaleza antianatómica acaba, casi siempre, haciendo estragos, en forma de lesión, en la vida de un escalador (con más o menos frecuencia en función del tipo de escalada que practiquemos). La tendinitis es, sin duda, la reina de las lesiones entre este colectivo.
Tendinitis significa inflamación de un tendón. Esta inflamación puede aparecer por diversas causas, pero lo más frecuente es que se origine por un esfuerzo repetitivo para el que el tendón no está preparado. No es de extrañar si tenemos en cuenta todas las “barbaridades” que hacemos cuando escalamos: regletas de media falange, agarres monodedo, ambiente extraplomado…
Si bien es cierto que en este sentido varían mucho las exigencias de la escalada clásica, en la que no se somete al cuerpo a situaciones tan extremas, respecto a las de la escalada deportiva, y ni qué decir tiene con las del búlder. En estas dos últimas modalidades se emplea la parte superior del cuerpo de una forma mucho más exhaustiva, y la forma y complicación de las presas facilitan todo tipo de lesiones.
Dos tipos de tendinitis
Los tendones son como cuerdas fibrosas que unen los músculos a los huesos, permitiendo que las contracciones de los primeros se traduzcan en un movimiento efectivo de los segundos. Los tendones están además cubiertos por una membrana fina que facilita el deslizamiento en su interior. Existen dos tipos de inflamaciones de los tendones: las tendinitis de inserción y las tenosinovitis.
Las tendinitis de inserción se producen en el lugar donde el tendón se une al hueso. Cualquier estiramiento del tendón o la presión en el hueso produce un dolor agudo en estos casos. Las tenosinovitis son inflamaciones de las cubiertas de los tendones. Aquí duele todo el trayecto del tendón y el simple deslizamiento ya puede ser doloroso. Generalmente no aparece mucha hinchazón y el aspecto externo es casi normal en ambos tipos de tendinitis.
Dedos y hombro, las más frecuentes entre los escaladores
Esta lesión puede aparecer en diferentes partes del cuerpo. Las más frecuentes entre los escaladores son las siguientes:
– Tendinitis en los flexores de los dedos. Suele provocar dolor en la cara palmar de la mano, que se puede extender hasta la muñeca. Cualquier tipo de flexión con los mismos resultará dolorosa. Los agarres antifisiológicos y extremos son su peor enemigo
– Tendinitis del supraespinoso. Afecta a la zona del hombro. Suele estar provocada por los sobreesfuerzos en zonas muy desplomadas y es muy común entre los practicantes de búlder. Suele causar dolor en la zona externa del hombro con solo levantarlo.
Además, también hay diferentes grados de intensidad. Desde leve hasta crónica. En nuestras manos está que no llegue a cronificarse, lo cual pasa por escuchar a nuestro cuerpo; esto en escalada supone parar en cuanto empecemos a notar dolor, impotencia articular o inflamación.
También habrá que tratarla. No hay que olvidar que una tendinitis mal curada corre el riesgo de convertirse en crónica. Lo recomendable es hacerlo en su fase aguda. En lo que al tratamiento se refiere, no tiene grandes misterios: reposo de la zona afectada (es decir no tenemos porqué suspender todo tipo de actividad física, podemos salir a correr, por ejemplo), anti-inflamatorios y fisioterapia. La cirugía solo será una opción en los casos graves. En cuanto a los tiempos de recuperación, como siempre, ponerse en manos de un especialista es lo más sensato.
Claro que lo más sencillo de todo es prevenir su aparición. Para ello es muy recomendable dedicarle el tiempo necesario antes y después a los estiramientos, así como realizar un calentamiento progresivo antes de la actividad, y empezar con pasos de menor dificultad para ir aumentando poco a poco la misma. El fortalecimiento de los tendones es menos evidente que el de la musculatura, por ello debemos ser graduales con el esfuerzo al que les sometemos. Otras técnicas como aplicar frío después de la sesiones de entrenamiento o realizarse vendajes en determinadas zonas también pueden ser de utilidad para evitar la tan temida tendinitis.