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Conocer a un superhombre. Ramón Portilla se dejó el plato fuerte para el final de las Jornadas. Y es que el único capaz de escalar cuatro ochomiles en estilo alpino, dos de ellos en invierno, y tener la edad de 29 años, ése sólo podía ser Adam Bielecki. Pero esto no es todo, además, este polaco ha ascendido tres de las montañas más altas de Karakorum en los últimos 12 meses. Un invitado de honor para cerrar las ponencias por todo lo alto.
Adam nos contó en su lengua materna “la historia del cumplimiento de los sueños de su infancia”. Y es que él siempre había querido ser alpinista, algo que no sorprende demasiado teniendo en cuenta la larga tradición de escaladores que hay en Polonia. Lo que sí nos sorprendió fue ver a un chico de 15 años escalando las montañas más altas y escarpadas de su país preocupado por no poder hacer realidad el sueño que le desvelaba cada noche: escalar las rocosas paredes del Himalaya. Se trata del relato de alguien que siempre ha tenido claro cuál era su sueño, su pasión, y que ha luchado para conseguirlo, a veces de manera demasiado arriesgada.
Sin embargo, no fue nada de eso lo que nos dejó totalmente clavados en la butaca. Lo que nos impedía despegar la atención de Adam fue el sufrimiento que compartimos con él mientras nos detallaba sus últimas ascensiones en invierno a dos ochomiles. Ni las bajas temperaturas que le impedían hacer paradas de más de 8 minutos para descansar, ni las fuertes olas de viento que hacían volar las tiendas de campaña como si de palomas se tratase; ni siquiera la poca cantidad de oxígeno que le oprimía el pecho si se excedía en el ritmo de subida, amedrentaron a este superhombre. “La gente siempre me pregunta por qué no me quité el carámbano de hielo que tenía colgando de la nariz cuando pisé la cima del Broad Peak y yo siempre contesto que ése era mi problema número 138 en la lista de problemas de aquel momento” bromeaba este superviviente que ha dejado a muchos compañeros atrás durante sus distintas expediciones.
Tan inspiradora como la historia de Adam Bielecki es la iniciativa, que conocimos gracias a Ramón Portilla, de Ester Ibañez y Akbar para que los niños de Kande, un pueblo paquistaní a los pies del Laila Peak, tengan una escuela donde formarse. Así, durante las jornadas, los asistentes pudieron colaborar comprando objetos artesanales, creados por el taller KOSTURIKA fundado por la misma Ester, justo antes de entrar a las ponencias. “Poco a poco, y con la ayuda de Ramón y otras personas que han donado su dinero y su tiempo, estamos pagando el sueldo de una maestra, que no llega a los 1000 euros al año, pero que cuesta mucho conseguir”, comenta Ester Ibañez orgullosa.
Como podéis leer, nos llevamos muchos y muy variados aprendizajes de las VI Jornadas Kutxabank de Montaña y Aventura de Madrid. Y aunque acaban de terminar ¡Ya estamos deseando que lleguen las del año que viene!