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Han alcanzado dos cimas. La de la vida y la del Kilimanjaro. Cinco mujeres que habían superado recientemente un cáncer de mama decidieron unirse y componer una oda a la vida en forma de escalada de la montaña más alta de África. Una historia de superación sin límites.
El lunes 19 de octubre es el Día Mundial del Cáncer de Mama. Una enfermedad tan temida como plagada de historias heroicas de supervivientes. Nuestras protagonistas de hoy tienen todas, las cinco, un pasado vinculado con esta enfermedad. Pero tienen más en común: todas lo han superado.
El mero hecho de ser supervivientes ya serviría para infundir ánimos a aquellas que tienen ante sí una dura batalla, pero Eva García, Rosa Fernández, María Barrabés, Araceli Oubiña y Carmen González-Meneses quisieron ir un paso más allá. O mejor dicho, unos cuantos. Y, además, cuesta arriba.
En concreto decidieron subir los 5.895 metros de altura del Kilimanjaro, la montaña tanzana más alta del continente africano. Lo hicieron para demostrar que siempre hay que luchar y que hay esperanza frente al cáncer. Todo un ejemplo de superación que nos recuerda a una historia que publicamos haces unos días sobre el fundador de Climbers Against Cancer (CAC).
La fuerza del deporte
La aventura de estas cinco mujeres tocó su fin hace dos semanas cuando llegaron sanas y salvas al aeropuerto de Barajas. El lunes, un día tan señalado, podrán contar su hazaña a todas las personas que, de una forma u otra, han tenido contacto con esta enfermedad.
Una hazaña que comenzó el pasado 20 de septiembre y que alcanzó su punto álgido el 2 de octubre, cuando las cinco hicieron cima. Casi 6.000 metros. Se trataba, además, de demostrar los beneficios tanto físicos como mentales del deporte como vehículo para superar las duras pruebas que a veces impone la vida.
Como todo en el deporte (y en la montaña en particular) no fue fácil. Síntomas y reacciones fisiológicas típicas en altitud como dolores de cabeza, falta de oxígeno, frío, taquicardias, mareos, nauseas y vómitos hicieron acto de presencia; pero, de una forma u otra, las cinco fueron capaces de sobreponerse. Al fin y al cabo, se trataba de superación, de que el mundo viese que siempre se puede luchar.