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El rescate de los 12 niños y el entrenador del equipo de fútbol de los “Jabalíes Salvajes” ha mantenido al mundo en vilo, no solo por la corta edad de sus protagonistas y por las circunstancias en las que quedaron atrapados, sino porque la tecnología ha permitido vivir este episodio casi en directo. En cualquier caso, el suceso ocurrido en la cueva de Thuam Luang de Tailandia ha sido una de las hazañas de supervivencia más espectaculares y angustiosas de los últimos años.
Pero no ha sido el único ni el más espectacular de los últimos años. Uno de los más complejos fue el que tuvo como protagonistas a 33 mineros chilenos en 2010, en la ya famosa mina San José. El derrumbe de una galería dejó atrapados a los mineros a una profundidad de 720 metros durante 69 días.
Al igual que en el caso de Tailandia, las labores de rescate en Chile comenzaron de manera casi inmediata. Lo primero que intentaron los equipos de salvamento fue aprovechar una de las chimeneas de ventilación para extraer a los mineros. Sin embargo, el intento fracasó porque la empresa no había colocado uno de los tramos de escalera con que tenía que estar equipada. Un segundo derrumbe ocurrido dos días después inutilizaba el tubo de ventilación y sumía a las autoridades chilenas en el mayor de los pesimismos. Sin embargo, las protestas de los familiares obligaron al Gobierno de Chile a proseguir con las tareas de rescate incluso a pesar del incierto desenlace.
Afortunadamente, 17 días después del accidente una perforación permitió hallar a los mineros con vida aunque con notables síntomas de desnutrición. Los ingenieros decidieron perforar un túnel lo suficientemente ancho para poder enviar una cápsula de rescate hasta el refugio, y 33 días después, a las 00:00 h del miércoles 13 de octubre, el primer minero fue extraído y así, sucesivamente, todos, al ritmo de uno por hora.
Un caso similar ocurrió en China en 2016, donde el derrumbe de una mina de yeso dejó bajo tierra a 17 mineros en la provincia oriental de Shandong. Los equipos de rescate pudieron comprobar que al menos cuatro de ellos seguían con vida y les abastecieron con comida, ropa, medicinas y linternas mientras realizaban los preparativos para su extracción. Los equipos de salvamento tuvieron que realizar una excavación de más de 200 metros de profundidad en una zona de inestabilidad geológica, y finalmente consiguieron rescatar a los cuatro supervivientes. La opacidad de las autoridades chinas con este tipo de sucesos impidió obtener imágenes que no fueran las de los mineros rescatados y los equipos de rescate en plena celebración.
Estas hazañas de supervivencia no solo se han centrado en el ámbito de la minería. Un devastador terremoto ocurrido en México en 1985 provocó más de 3.000 muertos y dejó en ruinas buena parte de las edificaciones de la ciudad, entre ellas la mayoría de los hospitales. En el Hospital Benito Juárez, uno de los más afectados, los miembros del equipo de rescate encontraron algo que sorprendió hasta a los más optimistas. Siete días después del seísmo, mientras removían escombros, escucharon el llanto de un bebé: los equipos se encontraban sobre el ala de maternidad del Hospital. Se pusieron a trabajar sin descanso y consiguieron rescatar a 14 bebés, tres de ellos recién nacidos. Milagrosamente, los pequeños consiguieron superar uno de los terremotos más dañinos de la historia de México y de pasar una semana sin agua ni alimentos ni atención.
El 25 de abril de 2015 el famoso terremoto que asoló el Nepal y dejó miles de muertos fue el escenario de otra hazaña de supervivencia protagonizada por Sonit, un niño de apenas seis meses. El pequeño se convirtió en el símbolo de la esperanza en medio de la tragedia porque fue rescatado ileso después de pasar 22 horas sepultado en los restos de su casa colapsada. Fue la insistencia del padre de Sonit, que pidió a los equipos de rescate que buscaran al bebé, la que consiguió encontrarlo con vida. La capucha que cubría la cabeza del niño le protegió los ojos y la nariz del polvo, y la manta en la que estaba envuelto le dio calor durante las frías noches del Nepal.
Otro llamativo rescate, por lo insólito del episodio, fue el que protagonizaron seis espeleólogos británicos, cinco militares y un civil, en México en 2004. Los deportistas tuvieron que ser rescatados de una cueva en el estado mexicano de Puebla tras quedar atrapados por la subida del agua. Lo curioso de este caso es que los militares se negaron a recibir ayuda mexicana y exigieron que fueran las Fuerzas Armadas del Reino Unido las que llevaran a cabo el rescate. Esta sorprendente exigencia, unida al hecho de que los militares habían entrado en el país con visado de turistas, abrió una profunda crisis diplomática con México, que sospechó de que los militares en realidad estaban llevando a cabo actividades de espionaje. Algunas fuentes llegaron incluso a apuntar que se encontraban prospectando posibles yacimientos de material radiactivo en la zona. Finalmente fueron restacados por dos buzos británicos con la ayuda de persona mexicano.